Monday, February 13, 2017

Volver al futuro






































1. Desde Heráclito y Parménides hasta la refutación del regreso de Dolina, sabemos bien que nunca se vuelve. Veamos el tango: quien vuelve al pasado, vuelve con la frente marchita... ahora que estoy frente a tí, parecemos ya ves dos extraños... al verla allí rajé pa'no pensar.

2. En 1973, Perón volvió, pero volvió, si se quiere, al futuro. No volvió a aquello "de la casa al trabajo, del trabajo a la casa", al Estado de Bienestar obrero, a la Fundación Eva Perón. Volvió a nuestros intensos setentas, herederos de Manal, el Cordobazo, los Beatles, Vandor y la televisión por aire. Todo eso "representaba" el último Perón.

3. Más cerca, también volvió Bachelet en Chile. Volvió luego del gobierno neoliberal de Piñera, cuyo único éxito fue rescatar a los 33 mineros. Ahora bien, la "nueva" Bachelet llegó al gobierno con la promesa de universidad gratuita, reforma constitucional, y con Camila Vallejos. No era lo mismo que cuando se fue. Y tampoco le fue tan bien, que parece que vuelve Piñera. ¿Y qué significará que vuelva Lula?

4. Entonces Argentina hoy, y nuestro mantra de "vamos a volver". A vuelo de pájaro, nos animamos a decir que el kirchnerismo 2017 sólo parece poder ofrecer una restauración conservadora del orden progresista. Que vuelvan el mercado interno, las políticas de DDHH, los Repro, la paritaria nacional docente, ganarle con el sueldo a la inflación, los feriados puente y el fútbol para todos. ¿Que vuelvan Berni y Milani? ¿Que vuelva el cepo? ¿Que vuelva 678? ¿Que parte de todo tiene que volver? ¿O que vuelva todo?

5. ¿Cómo se vuelve al futuro? ¿Cómo se construyen nuevas mayorías? ¿Qué quiere decir ser mejores?

6.  En 1972, la palabra "Perón" era la negación de un régimen militar desbordado por una sociedad en ebullición. Entonces, Perón era también ese desborde, ese cuestionamiento del orden, a la vez que una promesa de otro orden --como se encargaría de decir Esteban Righi ante la policía durante la primavera camporista.

7. Laclau llama a eso significantes tendencialmente vacíos. Palabras y signos que devienen hegemónicos y construyen un pueblo. Porque los pueblos no existen. Relampaguean (como en el 2001) o se construyen (como en 1973). Todo pueblo es un acontecimiento único, irrepetible.

8. Cristina es hoy oportunidad de pueblo, no pueblo aún. El sendero de la hegemonía requiere el vacío tendencial de su figura. No puede ser únicamente el kirchnerismo y la custodia simbólica de una década ganada. Eso tiene que estar, pero tiene que llenarse de algo más. Y hay que hacer lugar.


1 comment:

  1. Muy bueno. Por qué no querés la fama? Yo con mucho menos que esto me haría un cuadro.

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