Monday, July 23, 2018

La oportunidad




Más loco voy a andar
Si cambio ilusiones por las cuentas del bienestar

Un fantasma recorre el círculo rojo: el retorno de Cristina. Ahora que gobierna el FMI, Vidal lava guita en campaña y la economía se va al tacho, las encuestas dicen que el kirchnerismo vive y que en una de esas la kretina le gana un balotaje a Macri. Quieren bajarnos, no saben cómo hacer. ¿Qué me cuentan?

Los últimos dos cafecitos con Jorge Asís en Animales Sueltos fueron dedicados casi exclusivamente al cuco: ¿puede volver Cristina?. Fantino reconoce que los números le dan, que hasta la clase media podría votarla de nuevo. Pero luego, casi desnudando la verdad del poder pregunta: ¿la dejarán volver Clarín, Bonadío, los grupos económicos? Asís responde enviando un mensaje al kirchnerismo: miren chiques, pueden volver, pero basta de confrontar; tienen que "arreglar". Arreglar con Magnetto, arreglar con el Partido Judicial, arreglar con Wall Street. Déjense de joder con su infantilismo revolucionario, firmen un armisticio con el establishment, y hay 2019.

Ese es, palabras más palabras menos, el pliego de condiciones del neoliberalismo. El kirchnerismo puede volver a gobernar, pero para eso debe abandonar sus expectativas transformadoras, aflojar con su pulsión por el conflicto, resignarse al status quo. Kirchnerismo sin kirchnerismo, café descafeinado.

El convite de Asís debe ser rechazado, demás está decirlo. Lo relevante, empero, es advertir los síntomas de una oportunidad que tenemos frente a nosotres, si persistimos sin arrepentirnos. Si nos acompañan los votos, no hacen falta ni Bonadío, ni Magnetto ni Wall Street. 


Al nestorismo lo inventó Clarín

El kirchnerismo que pide Asís, el kirchnerismo sin kirchnerismo, o el kirchnerismo anti-kirchnerista, suele aparecer bajo la conocida fórmula del "nestorismo".

Al nestorismo lo fundó Héctor Magnetto cuando quiso vetar la candidatura de CFK en 2007. Después se propagó, de Leuco hasta el PJ. Que él era mejor, que sabía conducir, que era más político, menos ideologizado, más pragmático. Que ella es líder pero no conductora, que muy soberbia, que muy cerrada, que divide, que dé un paso al costado.

El nestorismo es contrafáctico, machista, conservador y cagón. Elogia el gobierno de Duhalde, justifica a Pichetto, pide paciencia para el triunvirato, se emociona con Felipe Solá y quiere jubilarla a Cristina. Ah, pero quedarse con sus votos. Los votos de Cristina los necesitamos, porque aunque con ella no alcanza, sin ella no se puede. Extraña frase esa de "sin Cristina no se puede" porque queda picando el sujeto tácito. ¿Quién sería el que puede o no puede con o sin Cristina? ¿Quién es el agente, la fuerza política de una supuesta victoria que tiene que "sumar" a Cristina para ganar?

El nestorismo quiere candidatos (con "o" porque son todos varones) de los años de oro del kirchnerismo, antes de que fuera kirchnerismo, o sea antes de la 125. Felipe Solá, Roberto Lavagna, por ahí te inventan algún otro duhaldista como Miguel Ángel Toma o Remes Lenicov... a esta altura ya no sorprende nada. Años de oro antes del delirio populista que nos trajo la militancia juvenil, la Ley de Medios, la AUH, o la recuperación de YPF.

Finalmente el nestorismo sueña con un peronismo sin conflicto, sin enemigos, sin lucha. Argumenta que las condiciones en que asuma un próximo gobierno peronista serán más parecidas a las del 2003 que las del 2015, que hay que empezar de nuevo sin cometer los mismos errores. Un gobierno que no confronte tanto, que una más que desuna, armonía, unicornios de colores, ríos de leche y miel con escudo justicialista. 


2019 no es 2003

Como sostiene Jorge Alemán, ya no pasamos inadvertidos. El bando de enfrente también juega, y aprende a jugar cada vez mejor. Cualquier gobierno nacional-popular que retome las riendas del Estado a partir de diciembre de 2019 se encontrará inmediatamente con una frontal oposición de:

1) Los grandes monopolios mediáticos, en especial uno, más fuerte que nunca luego de haberse comido una telefónica y reescrito todas las leyes del sector a gusto y piacere. 

2) La Sociedad Rural y toda la bosta agroexportadora concentrada de soja que pide sangre kuka y baja de retenciones. Ni un poquito de amor pudieron demostrarle al Mauricio, imaginate si viene une cantando la marchita.

3) Un 25-30% de la población que odia fuerte y con ganas todo lo que tenga olor a choripán, gasto público y kirchnerismo. Con esa gente no hay retorno compañeres, esa parte del pilón amarillo no se puede pintar de celeste y blanco.

4) Una serie de instituciones en transición regresiva como las llama Zaffaroni, entre las cuales pica en punta el Partido Judicial, ejerciendo poder desnudo; que pretenderán imponer trabas a cualquier trasformación democratizadora.

5) Y quizás más importante: una alianza antipopulista regional y global, para la cual todo lo que huele a redistribución de la torta es sindicado como engrendro nazi a ser derrotado por TODOS los medios posibles. Acá detrás el viejo y nunca querido imperialismo yanqui con todos sus chanchullos y algunos recursitos nuevos. Recordemos que Lula preso, Correa perseguido, Maduro tiroteado por todos lados. Lo del lawfare no es joda eh.

Estos cinco frentes (mediático, institucional, económico, social, internacional) se articulan entre sí, conformando un bloque de poder de dominación neoliberal y antipopular que sustenta a Macri, pero que puede funcionar tranquilamente sin él. Máximo Kirchner suele decir que no debemos olvidar que enfrentamos PODER DURO. Es cierto que el gobierno está debilitado, pero sus pilares de apoyo no caen con él. 

A su vez, a nadie le escapa que Cambiemos dejará una catastrófica situación económica, financiera y social; una "pesada herencia", para decirlo irónicamente. Navegar la transición, para decirlo en las palabras de Claudio Scaletta, requerirá un monumental apoyo popular activo y también pasivo. 

La idea de que una candidatura y luego un gobierno no-macrista que emerja de las filas del peronismo no kirchnerista puede lograr resultados kirchneristas (recomposición del salario, desendeudamiento, ampliación de derechos, fortalecimiento del Estado, industrialización) frente a semejantes desafíos sin desplegar una política kirchnerista de confrontación es ingenua o mentirosa. 

Podemos desplazar la "grieta": elegir con quién confrontar, con qué palabras y cuándo; pero no podemos evitar la pelea. El campo popular enfrenta enemigos poderosos que gozan de buena salud. El gobierno que viene no arranca en 2003 sino en 2019.


Digamos lo que vamos a hacer

No alcanza con decir que no (No al tarifazo, no al FMI, y otros no-al-ísmos). Mientras percibimos que un orden se desmorona, el desafío es comenzar a proponer un orden alternativo. O sea, decir que las cosas pueden ser diferentes, que necesitan ser diferentes, que van a ser diferentes. Ante el desamparo de la ciudadanía, hay que empezar a tirar centros. 

En nuestra democracia, la cancha está inclinada en contra del pueblo siempre, salvo un día que es el día que votamos. Ese domingo, el voto de Paolo Rocca vale lo mismo que el tuyo. Hay poderes que no van a elecciones, pero la política populista se trata de echar luz sobre eso, sacarlos de las sombras. Hoy, eso significa meter a Clarín, a Bonadío y a la CIA en la boleta de Cambiemos. Que cuando la ciudadanía vota por nosotres, vota en contra no sólo de Macri, sino de todo eso.

Nombrar adversarios viene de la mano de nombrar los intereses que tocan nuestras futuras acciones de gobierno. Si hay que subir las retenciones, lo vamos a tener que proponer; si queremos democratizar la justicia en serio, tenemos que explicarlo; si queremos reinstaurar la Ley de Medios, tendremos que argumentar por qué. La de "entramos por la ventana nos hacemos les giles socialdemócratas y en una noche damos vuelta el país" no se va a poder, no es creíble, no es ético, y tampoco es peronista. De cara al pueblo, siempre.

Por más que haya llegado de "casualidad", es mentira que Néstor Kirchner no decía lo que iba a hacer en la campaña 2003. Lo decía bien clarito. Sólo que nadie le creía que fuera posible. Pero lo dijo, busquen los discursos. No era una perorata sobre lo malo que había sido De la Rúa o lo traidor que era Menem. Era el alegato por la construcción de un país diferente.

Entonces, la tarea es: proponer un orden alternativo, enumerar las acciones que llevaremos adelante para construirlo, indicar los poderes con los que hay que confrontar para realizarlo. Eso que está naciendo tiene un nombre y se llama Unidad Ciudadana.


La oportunidad

Vivimos tiempos urgentes, cómo negarlo. El ajuste neoliberal deja tierra arrasada, y si pudiéramos hacer algo por atenuarlo, por disminuirlo, por frenarlo, ¿cómo no lo haríamos? Pero también es importante decir que los tiempos de miseria para el pueblo son los más de la historia argentina. Son frecuentes los gobiernos oligárquicos y traicioneros; son rarísimos los gobiernos populares. Lo anormal, lo anómalo de estos tiempos, es que creamos posible y tangible construir algo distinto. 

Tenemos sobre nuestras espaldas tres años de persistencia y reinvención kirchnerista. Por un lado, la repetición. Una y otra vez plantarse y decirle que no al macrismo; una y otra vez sostener la reivindicación de doce años de gobierno popular; las más de las veces en soledad, de vez en cuando en compañía.  Por otro lado, la rearticulación de la fuerza política desde la calle, la palabra, el territorio, y también el feminismo. Somos les mismes y a la vez somos distintes, mejores, y estamos en condiciones de dar la pelea. Como pide Damián Selci, no tengamos miedo a ser kirchneristas.

El momento histórico que vivimos es el de la oportunidad. No estamos en la soledad del '34 con Yrigoyen muerto, ni en el '56 con el peronismo proscripto y con su líder en el exilio, ni mucho menos en la larga noche de la dictadura del '76; ni siquiera en la tierra arrasada de los '90. Luego de una década de democratización, Cristina dejó el gobierno con una plaza llena, junta millonadas de votos, y persiste en luchar por nosotres y junto a nosotres. No hay necesidad de hacer concesiones, ni de "arreglar" con el poder, ni de bajar las banderas. Se lo debemos a ella, nos lo debemos a nosotres, se lo debemos al pueblo. Digamos lo que vamos a hacer, y hagámoslo.

14 comments:

  1. Un análisis perfecto, de lo que estamos atravesando hoy.✌

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  2. Me parece que no tiene sentido darle relevancia a Astiz, charlatán oportunista.Las luchas populares van desbrozando el camino. Y sin tanta palabra hay un proyecto transformador encabezado por Cristina y los leales a ella y su proyecto. Lo demás pachorra y carton pintado.

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    1. Así es más que un charlatán, me parece, y creo que trafica mensajes públicamente (como LPO por ejemplo).

      Todo el resto, sí, totalmente. Usted lo dice más resumido que yo, ja.

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  3. Quiero entrar a tu esperanza. Impecable descripción del presente. Vamos a ese futuro!!!

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  4. Replies
    1. Mil gracias Claudio, bienvenido al mundo blogueril!

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  5. MUY BUENO!!!! GRACIAS!!!!! ME EXPRESA!!!!! ACUERDO Y ACOMPAÑO!!!!! SOY KIRCHNERISTA!!!!

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  6. Te deje de leer cuando escribiste "nosotres".

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  7. "El nestorismo es contrafáctico, machista, conservador y cagón. Elogia el gobierno de Duhalde, justifica a Pichetto, pide paciencia para el triunvirato, se emociona con Felipe Solá y quiere jubilarla a Cristina."

    Muy bueno, che.

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  8. en el ítem 3 donde dice gasto debería decir inversión, no importa lo q ELLwS crean q huelen
    chwik

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