Sunday, July 3, 2011

Las tres patas del kirchnerismo... en movimiento

Un artículo que escribí hace unos meses, publicado en Ovnibus. De alguna manera el artículo refleja el gérmen de lo que luego se materializó en el cierre de listas del Frente para la Victoria (Fpv), donde los sectores de juventud --y en particular la agrupación La Cámpora-- desplazó a otros tradicionales espacios kirchneristas.




(Buenos Aires) El 11 de Marzo fue una fiesta kirchnerista. El Estadio Tomás Adolfo Ducó, mejor conocido como la cancha de Huracán, abrió sus puertas para un masivo acto político en el que la presidenta Cristina Fernandez de Kirchner se encontró con su militancia, con quienes la bancan.

La cancha estaba llena. Los organizadores—el Movimiento Evita—hablan de 80,000 personas, más 20,000 que se quedaron afuera. Los números verdaderos deben estar cerca de la mitad de eso. Pero que estaba llena, estaba llena. Tanto, que algún cronista deportivo comentó que desde que filmaron “El Secreto de sus Ojos” que no veía tanta gente en el predio de Parque Patricios. Es cierto que a Huracán le viene yendo bastante mal en el fútbol.

La primer pregunta que deberíamos hacernos es ¿quién llenó el estadio?, ¿quiénes son estas personas, estas agrupaciones, este movimiento que banca a Cristina? Porque, a pesar de la falta de observación o las malas intenciones de los opinólogos de siempre, las multitudes que coparon el lugar no fueron convocadas por el infame “aparato” del peronismo bonaerense, ese sin el cual “no se puede gobernar” la Argentina. No, el 11 de Marzo Cristina le habló a la juventud, a los movimientos sociales y políticos, y a lxs autoconvocadxs. Ahí estaban La Cámpora, la Juventud Peronista, Kolina, la Juventud Sindical, los comedores populares, la JP Evita, Descamisados, grupos piqueteros, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), los Autoconvocados de 678 Facebook, y tantas otras agrupaciones que hace seis años no se veían ni en figurita en las marchas K[1]. Por supuesto, estaban también ahí algunos sectores del peronismo tradicional, y una parte del sindicalismo peronista de la CGT, pero no eran el grueso. Como dijo la ensayista Beatriz Sarlo en un momento de lucidez: se veía un cambio de una militancia a otra.

En ocho años de gobierno, el kirchnerismo se ha sostenido con base en sus dos columnas vertebrales, sus dos patas centrales: el aparato político estructurado alrededor del Partido Justicialista –de quien Nestor Kirchner era presidente hasta su muerte –y el sindicalismo nucleado alrededor de la CGT y conducido por el camionero Hugo Moyano. Con mayor o menor grado de lealtad, estos dos espacios han permitido que el kirchnerismo avance fuertemente en pujas concretas de poder –contra los sectores agroexportadores, sin éxito; contra los grupos multimediáticos, con éxito– y viva para contarlo. Pero el 11 de Marzo fue la expresión más fuerte de una nueva y tercer pata del kirchnerismo que se venía gestando en los últimos años: la juventud y los movimientos sociales.



Esta contundente aparición de una tercer pata en el proyecto político kirchnerista, una pata que se mueve, que innova, que ocupa espacios de poder y de gestión, que se visibiliza en cada acto de Cristina, parecería estar empezando a preocupar a las otras dos. Porque en cada discurso que da la Presidenta, dele que te dele con que la juventud esto y la juventud lo otro. ¿Y el Partido? ¿Y los trabajadores qué? Si yo estuviera en su lugar, también andaría malhumorado.

Curiosamente, la semana siguiente al acto en Huracán, las otras dos patas del kirchnerismo anduvieron bastante moviditas, como queriendo recordarle a Cristina y a la sociedad que ellos siguen allí, y que todavía la tienen más grande.



Exactamente una semana después, 18 de Marzo, el PJ de la Provincia de Buenos Aires realizó un gran acto en el Estadio de Independiente de Avellaneda, de similares proporciones, donde invitaron a Cristina a hablar en conmemoración del Día Internacional de la Mujer—aunque hubiesen pasado diez días desde el 8 de Marzo. No se le dio mucha relevancia mediática ni política a tal acto. Fue leído como uno más de tantos actos del aparato bonaerense. Mucho micro, mucho bombo, mucho flameador: lo de siempre. Como para que no se olviden “que nosotros llenamos un Huracán cuando se nos canta la gana”.

Ese mismo día, el 18, quien sí estaba en el centro de todas las discusiones mediáticas y políticas era el Secretario General de la CGT, Hugo Moyano. Resulta que la Justicia Suiza investiga a una empresa de recolección de basura del conurbano, que se supone tiene algún vínculo con el referente sindicalista. Los suizos piden que la justicia argentina les dé una mano, la cancillería pasa el pedido, y ahí se arma el quilombo. Que es un ataque político contra el líder del movimiento obrero, que es una operación mediática para desprestigiar a los trabajadores, que estar contra Moyano es estar contra Cristina. El Sindicato de Camioneros llama a huelga general, todos los gremios de transporte adhieren, y de repente nos damos cuenta que el Lunes 21 se para el país. Porque no cabe ninguna duda que si paran los sindicatos de transporte el país se queda quieto. Mientras tanto, Cristina habla en Avellaneda frente a una masa conurbana y les dice: “Yo no vine a dividir, no vine a separar”, como si les estuviera diciendo que no se preocupen, que nadie les quiere recortar nada.

Finalmente, en las últimas horas del día del 18, Moyano llama una conferencia de prensa, denuncia a la oposición y a los medios hegemónicos, y con mucha solemnidad y agudeza política declara que ha suspendido la huelga general. Su hijo, Facundo Moyano—líder del gremio de peajes y de la Juventud Sindical—sale enfrente de las cámaras y deja en claro que con el gobierno de Cristina está todo bien. De todos modos, al igual que el PJ Bonaerense, el sindicalismo también deja claro su mensaje: “No se olvide señora Presidenta que nosotros somos la clase obrera, la columna vertebral del peronismo, y que si queremos le frenamos el país en un abrir y cerrar de ojos”.

El año electoral recién comienza, y las perspectivas para el kirchnerismo son muy positivas. Los sondeos la dan a Cristina ganando la reelección en la primera vuelta sin complicaciones, con una imagen positiva del 60%. Pero a pesar de la inmediatez de los comicios, todo el peronismo empieza a pensar en el 2015, y en la sucesión de la Presidenta, que no puede ser reelecta. Y no hay intendente ni gobernador ni sindicalista que tenga ganas de que un pendejito de veintipico que milita en La Cámpora venga a quitarle protagonismo a él, que fue peronista hasta con Menem y Duhalde.


Iñaki Casartelli
[1] Pregunta: ¿había marchas K hace seis años?

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