Una de dos: o las encuestas estaban todas mal, o nos ganó el voto culposo. Nadie es la misma persona en la calle que en un cuarto oscuro. Ahí adentro no está la mirada increpante del Otro, esa que te dice: "¿No te da vergüenza votarlo a este tipo?". Igual a las encuestas nunca les creí...
Entonces, como decía el pelado Cordera, ahora qué, qué nos queda...
Una persona en sus cabales debería pasarse pal otro lado de la General Paz, mudarse a tierras conurbas, donde unx no tiene miedo de decirse peronista, y donde se avivan que el problema de Macri no es ideológico sino que es un tema de vocación política (o en este caso su falta de ella).
Pero no, yo me quedo loco. Pelearemos el ballotage, pelearemos en Oktubre, y volveremos a dar la batalla en el 2015. Ese fue el espíritu de un marxista piola (de esos que nos gustan) como Walter Benjamin, que cuando tuvo la oportunidad de exiliarse de Europa hacia los Estados Unidos, se la aguantó. Judío, marxista, revoltoso, perseguido; mientras sus colegas de la Escuela de Frankfurt ya se tomaban un daikiri con sombrillita en California, el tipo le escribe a Adorno (que le pedía que rajara), en una carta, que todavía había posiciones que defender en Europa.
Bueno, todavía quedan posiciones por defender en esta puta ciudad. Yo me quedo. Grasia Walter...

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